Poco después del final de la Segunda Guerra Mundial, Winston Churchill se encontraba en la Casa Blanca cuando, al parecer, tuvo una extraña experiencia.
Tras un buen baño y un vaso de whisky, se dirigió a la habitación adyacente y se encontró con nada menos que el fantasma de Abraham Lincoln.
Impávido y todavía desnudo, dicen que Churchill exclamó: "Buenas noches, señor presidente. Al parecer me tiene en una situación de desventaja".
El espíritu, tras sonreír, se desvaneció...(Leer más)
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